La verdad sobre los poros: por qué no puedes cerrarlos (y qué sí puedes hacer)
Spoiler: no estás haciendo nada mal. Te están vendiendo un mito.
💌 Hola,
Si hay algo que me encuentro una y otra vez en mensajes y conversaciones, es esta duda: “¿Cómo puedo cerrar mis poros?”
Y no me sorprende. Las redes están llenas de productos que prometen “poros invisibles” y “piel sin textura”.
Pero aquí va una verdad incómoda: los poros no se pueden cerrar. Y no deberían hacerlo.
Empecemos por el principio: ¿qué son los poros?
Los poros son pequeñas aberturas en la piel, completamente normales y necesarias.
Existen dos tipos:
Poros sudoríparos: por donde eliminamos el sudor.
Poros pilosebáceos: conectados a una glándula sebácea y un folículo piloso. Estos son los que solemos ver más marcados.
La visibilidad de los poros depende de muchos factores: genética, producción de sebo, edad, exposición solar, etc.
¿Se pueden cerrar los poros?
NO. Y es importante que dejemos de perseguir esa idea.
Los poros no tienen un mecanismo que les permita abrirse o cerrarse. No funcionan como compuertas.
Lo que ocurre es que, dependiendo del cuidado que les demos y del estado general de la piel, pueden parecer más o menos visibles.
¿Entonces por qué hay productos que “cierran poros”?
Porque hay algo que sí podemos hacer:
Limpiar profundamente.
Exfoliar con suavidad.
Controlar el exceso de sebo.
Mejorar la firmeza y elasticidad.
Prevenir la obstrucción y la inflamación.
Eso no cierra el poro, pero puede hacer que se vea más pequeño o menos notorio.
Muchos productos ofrecen resultados rápidos basados en efectos visuales momentáneos (como siliconas, astringentes o ingredientes matificantes). No hay magia, hay óptica.
¿Qué dice la ciencia sobre cómo cuidar los poros?
Hay ingredientes con evidencia que realmente ayudan a mantener una apariencia saludable:
Niacinamida: regula el sebo y mejora la textura.
Ácido salicílico (BHA): limpia el interior del poro, especialmente útil en pieles grasas o con tendencia a puntos negros.
Retinoides: promueven el recambio celular y mejoran la firmeza de la piel.
Protector solar: el daño solar puede deteriorar la estructura del poro y hacer que se vea más dilatado con el tiempo.
Y no olvides lo básico: una limpieza suave (ni agresiva ni escasa), constancia y descanso.
La piel no necesita ser “perfecta”
Vivimos rodeados de filtros, claims agresivos y falsas promesas.
La piel no necesita tener cero textura, ni unos poros imperceptibles para ser bonita, sana o estar bien cuidada.
Aceptar lo real también es autocuidado.
Y entender la función de nuestra piel —y no luchar contra ella— es parte del proceso de cuidarnos mejor.
Gracias por estar ahí,
por leerme con calma,
y por cuestionarte todo lo que te han vendido sobre “piel perfecta”.
Hasta la próxima newsletter,