Una carta para mi piel (y también para la tuya) | #Reflexiones 02
Tu piel no necesita estar perfecta para estar sana
A veces siento que mi piel nunca está lo suficientemente bien.
Que si ese granito que no debería estar ahí.
Que si las ojeras.
Que si la textura. Que si hoy me veo apagado.
¿Te suena?
Vivimos en una época en la que el ideal de “piel perfecta” se ha convertido en una presión silenciosa. Y muchas veces, cruel.
Hoy quiero escribirte justo sobre eso.
Porque me lo repito a mí, pero también quiero que lo leas tú:
Tu piel no necesita ser perfecta para estar sana.
El mito de la glass skin
Nos han hecho creer que una piel bonita es una piel sin poros, luminosa, uniforme, sin manchas, sin rojeces, sin líneas de expresión.
Pero eso no es real.
Esa piel que ves en Instagram o en TikTok está maquillada, filtrada o grabada en condiciones de luz ideales.
Es una imagen construida. Y cuando perseguimos esa imagen, entramos en un bucle peligroso.
Comenzamos a comprar más productos, a hacer más pasos, a incorporar ingredientes que ni entendemos…
Y muchas veces, acabamos irritando más nuestra piel. Nos estresamos más. Gastamos más. Y seguimos sin “alcanzar” esa piel imposible.
¿Qué significa tener una piel sana?
La ciencia lo deja claro:
Una piel saludable no es perfecta. Es una piel que funciona bien.
Tiene poros visibles.
Puede tener textura, zonas secas o grasas.
Puede mostrar rojeces ocasionales.
Puede tener manchas, granitos o arrugas.
Lo importante es que la barrera cutánea esté equilibrada:
Que no haya inflamación persistente, que se mantenga la hidratación natural y que nos proteja del entorno.
Eso no se logra con diez pasos ni con el producto más caro.
Se logra con constancia, descanso, protección solar… y calma.
A veces lo mejor que puedes hacer es parar
Noté cambios reales en mi piel cuando dejé de hacerle tanto.
Cuando empecé a hacer menos. A no obsesionarme. A simplificar.
Porque el estrés también se refleja en la piel.
Dormir poco, ir acelerado, exigirse demasiado… todo eso tiene un impacto real.
Y lo digo con conocimiento de causa: cuando aprendí a parar, también mejoró mi piel.
A veces lo más terapéutico es descansar de productos.
Usar solo lo necesario.
Respirar más.
No compararse.
Esta es una carta abierta (y una invitación)
No necesitas una rutina interminable.
No necesitas corregir cada pequeña imperfección.
No necesitas comprar el último sérum milagroso.
Lo que necesitas es escucharte más y compararte menos.
Ver tu piel como una parte de ti, no como un defecto a esconder.
Y recordar que tu valor no está en cómo te ves, sino en cómo te sientes.
Gracias por leerme hasta aquí.
Ojalá este texto te abrace como lo hizo conmigo al escribirlo.
Y si crees que puede ayudar a alguien más, no dudes en compartirlo.
Nos leemos pronto,
Como bien has mencionado, aprender a reconocer la voz de nuestro cuerpo es necesario y es, además una tarea diaria en la cual adquirimos y desarrollamos sabiduría para entender lo que necesita, no lo que las industrias nos hacen creer necesario para nuestros cuerpos.
Gracias por escribir esto, siento que cada cierto tiempo necesitamos escucharlo para que no se nos olvide, seguiré tus consejos, resone mucho con lo que escribiste gracias💗